Mes: diciembre 2010

LA FRASE DEL MEJOR


«¿Derechos de autor? Un autor sólo tiene deberes»

Dicha por Jean Luc Godard (80 años, casi noventa filmes) en ‘Les Inrockuptibles’, coincidiendo con el estreno de su último trabajo, «Filme socialisme» (distribuye en España Pirámide Films…la misma que nuestro futuro ‘El mal del arriero’). Una de las poquísimas frases sensatas del catastrófico año que acaba.

EL MEJOR REGALO DE REYES

Siderúrgica Balboa justifica el nuevo ERE en la «no mejoría» del mercado de corrugado

Ahora son los corrugados, que no mejoran. Curiosamente, en su comunicado público, el Comité de Empresa de Siderurgia Balboa alude al razonamiento lógico, algo que no ha caracterizado precisamente a los defensores del Grupo Gallardo hasta la fecha, entre los que se contaban, por razones explicables: «Según los datos del presidente del Comité de Empresa, éste es el tercer ERE presentado entre 2009 y 2010 en Siderúrgica Balboa, donde se han despedido a 400 trabajadores en este periodo, por lo que «no entendemos la planificación que hace la empresa, por mucha caída del mercado que haya habido». ¡Ah!, la planificación…Algunos autónomos y pequeños empresarios podrían dar lecciones de planificación a este empresario, a la clase política extremeña y a ese comité de empresa. En particular, aquellos que mantienen siempre los sentidos bien abiertos ante la pérdida de la racionalidad originada en los oscuros acontecimientos que auparon a Gallardo e Ibarra al poder económico y político en Extremadura. Para esas personas, el mejor regalo de reyes es mantener el trabajo y la dignidad. No todos pueden ya aspirar a lo mismo.

EL EMPUJÓN

Es cierto que formar una pareja de defensas centrales que atiendan por Pepe-Carvalho parecía una buena estrategia: esquilaba la memoria de la ‘grandeur’ literaria culé representada por Montalbán sin asomo de culpabilidad, y hacía sonar violines en la alineación, al nivel de Puyol-Piqué, de innegable sonoridad nacional. Además, los dos hombres eran portugueses, razón de más para mantener el aliento. Es cierto también que el verbo porteño-aragonés de Jorge Valdano convenía de nuevo como pueril, pero eficaz, justificación del magnatismo doliente y gafe que acumula el club con el peor diseño de camisetas jamás habido, a pesar de lo cual las vende por millones, lo que siempre me ha parecido un presagio del fin de la cultura. Empero, había lugar para la esperanza: la punta de lanza del ataque subrayada con otro argentino, que compensara al repeinado que gasta en su nombre compuesto lo mejor de la fe y lo peor del capitalismo, ese argentino inasequible al desaliento, ariete potrero, sin tiempo para el diván, permanentemente en tela de juicio y herido de menosprecio, ese argentino que acude al rescate de la pasión del aficionado descompuesto, superado por los acontecimientos. La llegada de un alemán musulmán, afiebrado de Turquía, con rasgos de dibujo animado expedientado por su autor, contra el que se rebela usando de forma espléndida los dos pies a menos de ciento setenta centímetros del suelo, prometía competencia con el equipo de enormes bajitos del barrio alto…aunque fuera a ratos. Pero un entrenador demagogo que aparece brindando al sol con papeles timbrados y sellados con el escudo del club, en las patéticas ruedas de prensa en las que se queja de los árbitros, del presupuesto, se ventosea sobre la humildad, promueve la indisciplina mental y el cinismo activo (único detalle defendible, dada la hipocresía generalizada) y enloda el buen nombre de Portugal bajo la única razón de las victorias que aparecen en las líneas 1 a 35 de su currículum, va camino de reabrir vías de agua en el transatlántico de ACS hasta hundirlo sin remisión en la primera esquina del siglo. Porque el dinero no lo arregla todo, afortunadamente. Que un imbécil, subalterno del tal Mourinho, se atreva a empujar a un septuagenario y lo derribe al suelo, a un señor, Agustín Herrerín, que lleva en Chamartín casi cuarenta años, era lo que faltaba por ver. Como dijo un aficionado argentino, un sentimiento no se explica. Lo que tiene también mala explicación es cómo es posible que se junte tanta gente maleducada, tanto macarra, bajo una misma empresa. El cálculo de probabilidades debería desmentirlo. Y sin embargo, ahí, los tienes, entrenando a Casillas como si fuera un portero de discoteca.

TOUCHEZ PAS AU GRISBI

«Jean Gabin regalándonos uno de esos personajes que se te quedan clavados en la memoria de por vida (impagable su modo de repartir bofetadas sin distinciones de sexo), una Jeanne Moreau guapísima a sus 26 años, un Lino Ventura más chulo que un ocho apuntando lo buen actor que llegaría a ser, una trama que te mantiene atento a la pantalla sin pestañear y te hace disfrutar como un descosido, y un violento, seco, trepidante, y fascinante final de la trama con el botín de por medio (las escenas que cierran la película tras esa traca en las afueras de la ciudad, son para aullar de placer), imposible de igualar a día de hoy; pedir más es avaricia.» Comentario de un espectador sobre el filme ‘Touchez pas au grisbi’ (1954) Jacques Becker

Hay días en que uno no está preparado para sorpresas: el sol queda a distancia, el campo se empeña en ofrecerte promesas que llegan al cuerpo disipadas, los alicientes parecen inútiles y el azar se vuelve amenazante. Entonces, a petición expresa de su pareja, sube esas escaleras hasta el fondo de la colección y selecciona, otra vez, un VHS grabado del añorado Cineclassics. En él, una película de Jacques Becker titulada «Touchez pas au grisbi» (literalmente, ‘no toquéis la pasta’) y con ella, un fin de semana nuevo. Obra maestra irresistible del género negro, del ‘polar’ francés, adapta Becker una novela del propio guionista Alan Simonin y lo hace de forma arrebatadora, sin un sólo defecto de composición, ritmo, interpretación, sonido, atmósfera… Una película que es una revelación: en tiempos tan duros como aquellos, Becker y su guionista plantean un relato sin cinismo alguno sobre la fidelidad hacia la amistad y hacia los principios, protagonizado (¡Gabin es dios!) por un ladrón maduro y a las puertas de la decadencia física y profesional que se asfixia ante el rumbo de una nueva delincuencia brutal, de tierra quemada. La forma elegida por Becker para ilustrarlo es un portento de contención y cariño hacia sus personajes: la naturalidad de unos profesionales que lo mismo blanquean los lingotes de oro del último gran golpe (‘todos creéis que los encubridores somos malas personas, pero estáis equivocados’, dice el perista en un memorable diálogo) que se lavan los dientes antes de acostarse, o que mantienen una pelea conyugal mientras golpean a un sicario para obtener de él información. Para colmo, el filme adquiere un valor excepcional con el empleo admirable de recursos dramáticos: Max, el personaje de Gabin, hombre de acción pero contenido y preciso en todas sus decisiones, no sólo expresa sus sentimientos mediante diálogos y gestos, sino que el director hace que conozcamos sus ¡pensamientos!, mediante una voz en off que acompaña al personaje en sus momentos decisivos.
La película además, incluye la posibilidad de divinizar a jean Paul Wiener, el compositor de su jazzística banda musical, contemplar a unos jovencísimos Lino Ventura y Jeanne Moreau o al grandísimo Paul Frankeur, además de dar un repaso a la hipocresía del cine de la época producido en otras latitudes: el plano de Moreau esnifando cocaína, las frases en argot y las expresiones soeces están tan presentes como el ingenio de los diálogos, o la sutileza de las escenas amorosas. Una película que se burla de la ley (la única aparición de la policía es esperpéntica) y entroniza la lealtad, una película influyente. Pedir más, es, sí, avaricia.

CARAVAGGIO

Hemos dedicado tiempo de esta semana a la figura de Michelangelo Merisi de Caravaggio. Aprovechando la lectura de la novela de Andrea Camilleri «El color del sol» hemos desempolvando (literalmente) el VHS con el filme sobre el pintor del primer bodegón moderno, titulado justamente «Caravaggio», dirigido por Derek Jarman en 1986. El relato de Camilleri sobre el presunto hallazgo de unos diarios del artista termina, justamente, donde empieza el singular filme del británico, en los momentos previos a la muerte del pintor. Si la intención del escritor italiano, que aparece personalmente en la novela como el cicerone de la trama, al tiempo que urde con exquisita verosimilitud el relato histórico, era fabular, en esta pieza de encargo, sobre el drama personal que vivía aquel hombre perseguido y enfermo, el resultado es espléndido. Más aún si se añade al interés de esta miniatura literaria que la alegoría que da título a la novela, ese ‘color del sol’ que a Caravaggio se le representa siempre en tinieblas por mor de una inexplicable ‘damnatio’ física o mental, es un ingenio hermoso para explicar los, estos sí, inverosímiles claroscuros del pintor.

Jarman, en su filme, no se anduvo con más prejuicios de los que jamás demostró, y cuya ausencia le elevó al olimpo de los cineastas de vanguardia, dónde reside ahora, tras su lamentable muerte. Atrapado y a gusto en su particular visión polisémica e imaginativa del cine, sin implicarse en las correcciones racionales del argumento, subvirtiendo la época en que se desarrolla la acción y jugando a construir un anacronismo tras otro (casi todo muy propio de las exigentes películas en super 8 que se rodaban en Europa -incluso en Extremadura- en la década en que se rodó «Caravaggio») la película hace suya la figura de Caravaggio como referente del deseo y el desgarro como estimulantes de la creatividad, lo que azarosamente resulta una coincidencia con los estímulos de pintores contemporáneos, sin ir más allá, los del extremeño y gran amigo Jesús González Javier. Película de una plasticidad interesante (como no podía ser menos, tratándose de quienes se trata, tanto director como pintor), su catálogo de referencias artísticas es abrumador: desde las composiciones literales del fotógrafo Eugene Smith (de hecho, las que compuso en Deleitosa) hasta la mitificación de la austeridad absoluta de Pasolini. Musicalmente hablando, el filme es excepcional. Collage de épocas, géneros y sonidos, profundamente útil a la película, en sus créditos figuran, como intérpretes, personalidades como Jocelyn Pook (años después autora de la música de ‘Eyes wide shut’, de Kubrick) o ‘El Tito’, cantaor y guitarrista protagonista en la ingenua y al tiempo enigmática secuencia sobre el cuadro ‘Amor vencedor’.

TODO EMPEZÓ COMO SI NEVARA

El próximo día 23 (a buen seguro, todos ya millonarios desde veinticuatro horas antes) se presenta en público «La refinería petrolera en Extremadura», el libro coral coordinado por José Calderón González y editado por Muñoz-Moya, con el contundente subtítulo «Un proyecto económicamente ineficiente, políticamente corrupto, energéticamente obsoleto, medioambientalmente nefasto, dañino para la salud,en beneficio del capital y sus agentes» Proyecto que quedará en eso gracias en enorme medida a la tarea histórica de esas gentes bajo esas siglas (PCRN) que hicieron suyo versos como el que sigue: «Tus niños que no son de cartón piedra te miran a los ojos».

El humilde escritorzuelo que esta bitácora sustenta desde hace ya cinco añitos colabora con un artículo titulado «Todo empezó como si nevara», que adjunto del tirón, deseando la mejor y mayor difusión para esta obra colectiva, so pena de que esta contribución amargue esa posibilidad, tal y cual sucede con nuestras propias obras. Ejem…





Todo empezó como si nevara, aunque en Extremadura no es frecuente la nieve. Ha sido y -lamentablemente- es más frecuente la injusticia, fruto de una pertinaz incidencia de la costumbre de entender el gobierno y las relaciones sociales, económicas y personales bajo una forma distorsionada de gobierno local, donde un líder político tiene un dominio total de una sociedad del ámbito rural expresada como un clientelismo político (1). El gobierno autonómico, que surgió de la transición española y sucedió al franquismo en el control de los mecanismos sociales, económicos, culturales y educativos de Extremadura, ha viajado durante casi treinta años, desde 1983, sintiéndose muy a gusto en los ropajes heredados de un régimen de camarilla, hasta el punto de que se ha caracterizado por la dominación o influencia del cacique de un pueblo o comarca y la intromisión abusiva de una persona o una autoridad en determinados asuntos, valiéndose de su poder o influencia (2). Si ello no bastara, ha acompañado este tránsito (“el cambio sin cambio” llegó a ser reveladora consigna electoral del partido gobernante) de un sistemático control de la comunicación, exigiendo a su alrededor (en su cortijo) la difusión de una retórica triunfalista surgida desde los pasillos del poder, dónde la ostentación de las ideas se ha llegado a confundir con el buen fin de cualesquiera de ellas, de tal manera que los logros se anticipan a la ciudadanía, a pesar de que nunca se lleguen a producir, o estén tan condicionados en su desarrollo que aterra ahondar en sus circunstancias.

Así, cuando el por entonces presidente de la Junta presentó a finales de 2004 el proyecto más turbio de una de las empresas más contaminantes de Europa, con el apoyo institucional y empresarial para instalar una refinería en Extremadura (3), lo hizo apelando a su inclinación por aquel estilo que ha hecho suyo: como una decisión tomada, irreversible, propia de los padres de la patria, elevada a dogma de fe su irresponsable y anacrónica política en este campo. En su momento histórico, avalada por la fuerza de unas urnas que otorgan de forma sistemática mayoría absoluta a su proyecto político clientelista y engañoso, atemorizador en base a su poder sobre el reparto de prebendas a acólitos y tibios. Y cuya firmeza reside tanto en la repugnancia social que aún perdura contra quienes abusaron del pueblo extremeño, haciéndoles perder a sus generaciones más íntegras, como en el apoyo tácito (ahora ya casi explícito) de ese contrincante en la oposición, que acapara otros ámbitos de poder (en el medio urbano y el entorno financiero, sobre todo) mientras el aparato gubernamental asume y lleva a cabo su propio programa conservador, corregido y casi aumentado, dejándoles así arado el terreno sin mayor esfuerzo que una postiza resistencia. Más papistas que el Papa, se diría. Nadie podía discutir, en estas circunstancias, el buen fin del proyecto petroquímico.


Sin embargo, estaban equivocado el presidente y su principal aliado, el empresario Gallardo, promotor del desmán. Porque el derecho a la vida es ante todo el derecho a que no te acorten la vida. Porque por un montón de razones más contra el miedo y la duda que ata, contra toda censura y acallamiento, y a favor del debate social, surgieron agrupados en una Plataforma Ciudadana personas especialmente responsables. Llamadas, como todos los demás, a ejercer sus derechos y deberes políticos, que es lo que caracteriza al ciudadano de una sociedad democrática, y lo que distingue ésta de otros modelos de organización social (4), estén vigentes por ley, o amparados por la fuerza de la costumbre.


A partir de aquel primer día, ni los medios públicos ni los privados de comunicación social de nuestra comunidad han ofrecido verdaderamente información al respecto del proyecto, más allá de algunas casi siempre positivas consignas al dictado –“creación de empleo”; “la refinería no contamina”, etc.-. Cuando el asunto empeoró de cara a los intereses de promotores e instituciones, la agresividad de los medios contra los disidentes se acrecentó a su vez, hasta llegar a cotas de espesor surrealista. La actitud de los medios privados con mayor audiencia –dentro de su escasez- merecería un estudio denso, del que no podemos ocuparnos en estas líneas. Baste hace constar que su propio contexto –convertidos en franquicias de empresas de comunicación estatales, dominadas a su vez por corporaciones de otros sectores –entre ellos el energético- que controlan su accionariado, y dependientes emisoras y periódicos extremeños de un clima de distensión con las instituciones públicas por motivos de facturación publicitaria, e incluso de representación social (la confraternización entre comunicadores y políticos en Extremadura no se disfraza, antes lo contrario)- los hace inútiles como suministradores de información. Que no de opinión, si bien ésta en un único sentido, de apoyo a los planteamientos del aparato que, a fuer de ser sinceros, tiene a favor del meollo refinero a las principales organizaciones políticas, sindicales y empresariales de la Comunidad. Y en silencio, salvo honrosas excepciones, a la inquietante intelectualidad, que ha optado desde la instalación de la autonomía por un tan prudente como nutritivo pesebrismo, anclado en la endogamia de la vida cultural y académica en la periferia.


El canal público de radio y televisión, en proceso aún de creación cuando se difunde el proyecto de Gallardo, no albergó ninguna duda en cuanto al posicionamiento de sus dirigentes, al servicio político del régimen, haciendo causa común en el tema hasta convertir el “asunto refinería” en una “bicha” obsesiva, un tabú horripilante. Se dio orden de suprimir programas, evitar debates, demorar informaciones, ocultar detalles…Hasta el punto pueril de eliminar, mediante artilugios técnicos, incluso los logotipos en contra de la refinería de las camisetas de personas que intervenían en programas aparentemente inocuos, como sucedió con unos jóvenes de Hervás durante la emisión de un programa (de “La isla de Viernes”) sobre instrumentos musicales artesanales. O evitar la emisión manu militari de una mínima entrevista (incluida en el capítulo “La defensa del vino”, de la serie “El lince con botas”) en la cual un agricultor de Tierra de Barros expresaba su prevención acerca de que semejante proyecto podría ser contraproducente para la venta de sus productos, en cuanto llegase a oídos de sus clientes en Alemania…


Obsesionada en dar una imagen pulcra acorde con el perfil de lo que los gobernantes extremeños pretenden que sea Extremadura (lo que raramente suele coincidir con la realidad) el canal público decidió apostar desde el principio por una línea continuista con la obsesiva propaganda con la que el Ejecutivo extremeño confunde la comunicación: la trivialidad oculta las miserias y el envoltorio prescinde, además de los contenidos, del cuidado de su forma. No ha intentado siquiera sacudir esa estética tópica, y nació, como modelo a imitar, vieja o viejo. La imaginación que cabía exigirle a una televisión nueva -y austera, lo que según reza el refranero debería estimularla- brilla en general por su ausencia cuatro años después (5).

A ello vino a unirse el veto directo tanto a programas documentales (en particular, la obra de Libre Producciones, productora pionera en la comunidad) como a sectores sociales relacionados con la realidad extremeña, en beneficio de temas “colaterales”; lo más lejano posible del argumento de proximidad exigible a una televisión autonómica y pública. Nada nuevo bajo el sol de lo público, mal que nos pese.


Todo depara un escenario bien conocido entre los frecuentadores de las televisiones públicas, al que hemos llegado en Extremadura por la vía rápida: control político de los contenidos; mirada eminentemente casposa sobre la sociedad; apropiación de los criterios de lo que a ella interesa; compra de voluntades y dominio político entre las empresas afines del sector; prepotencia en las relaciones mercantiles y represalias hacia terceros que no se someten a sus criterios. Cohesión en las filas de los trabajadores del medio mediante la selección dirigida, la orientación en consignas y la creación de universos paralelos de bienestar en los que no cabe la réplica a la autoridad de los superiores, agitándose para ello el miedo a la precariedad en la que subsiste el resto de la profesión en el ámbito privado… A los trabajadores se les incrimina con métodos sutiles, para que hagan su labor sin percatarse de que se arrodillan ante un dios que quizás no han elegido: convenciéndoles de formar parte del avance extremeño hacia la modernidad más aséptica (es decir, el desarrollo nocivo pero edulcorado) a través de la idea de lo políticamente correcto (esto es, la obediencia debida al sistema).

Quien esto lea podría deducir que lo suscrito se trata de una opinión. Tal es, sin duda. Mas fundada en casi veinte años produciendo contenidos para televisión en y desde Extremadura (6), que le han servido a uno para poder valorar con cierta autoridad que aquello que los políticos, directivos y profesionales al cargo de ese medio público están haciendo contraviene sus propios principios legales, en los que se expresa, literalmente, que habrán de primarse la objetividad, veracidad e imparcialidad de las informaciones, así como el respeto al pluralismo y la no discriminación; la promoción y conocimiento de la realidad extremeña, así como la separación entre informaciones y opiniones, la identificación de quienes sustentan estas últimas y la libre expresión de las mismas. (7) Ciencia ficción, desde luego, aplicada a la realidad del medio.


El caso de la serie dirigida por quien esto firma y producida por Libre Producciones “El lince con botas” es paradigmático, como lo es el tratamiento dado al documental “Mientras el aire es nuestro” (2007), sobre el proyecto de refinería, y de los mismos autores, que, pese a contar con una ayuda a la producción de la propia Junta extremeña, y de haber sido refrendado con un éxito de convocatoria y distribución estatal para nada ajeno a su contenido, ha sido vetado por el medio público, junto, por lo demás, con el resto de la obra de su productora. Y ello, a pesar de que es la misma que abrió la hora punta de ese medio, cuando aún podían esperar sus responsables que Libre Producciones se avendría, como se espera de la profesión, a sus criterios e imposiciones.


Expresada con no poco sarcasmo -se acusó en sede parlamentaria a la productora y a la serie en sí de contenidos “inapropiados para la franja horaria de emisión”, y de enigmáticas ”anomalías”, para rematar argumentado la supresión en base a “razones éticas” (sic)-, la decisión de no emitir episodios de la serie “El lince con botas” tras un año de emisiones, tuvo que ver con el hecho de que algunos de sus episodios (144 la primera temporada, 2001-2002, emitidos por Canal Sur Extremadura hasta su cierre; 147 la segunda, 2006, ya co-producidos con Canal Extremadura) de forma directa o indirecta sometieran a juicio público no sólo las consecuencias para la salud de las sustancias químicas en el medio ambiente (“Prevenir o curar”), sino también la política de desarrollismo feroz, más propia del siglo XIX, en la que se encuentra embarcado el ejecutivo extremeño, con una afección al medio natural y a la salud de los ciudadanos difícilmente comparable en la historia reciente, apenas con el franquismo más montaraz. La cristalina estrategia de la televisión pública extremeña para escudar la despedida de Libre Producciones y su voz del tráfico televisivo, apenas encontró eco social –mucho menos queja- por el decidido corporativismo de los medios de comunicación, el temor nunca infundado a la maquinaria represora del régimen o el expeditivo aviso para navegantes que, entre el sector audiovisual, significó la medida de “depuración” de los disidentes. El fin era desactivar nuestras críticas por la censura de episodios como el citado “Prevenir o curar”, “La odisea de Jesús Garzón”, “La defensa del vino”, “Sierra y libertad”, “El regreso del tren de la plata”, “El embalse de Alqueva”, “Alicatando el cortijo: La mina de Aguablanca”, “Una autovía por la sierra”, “Una refinería en el jardín”…y las zancadillas para la emisión de otros capítulos aparentemente inofensivos. Táctica y estrategia, achique de campo, asfixia del rival. Las presiones verbales y escritas desde el medio público hacia la productora se hicieron, en su momento, difíciles de compatibilizar no ya con una actividad profesional, sino con el compromiso con la salud de cada miembro de la empresa agredida. Ello, después de episodios de censura abierta, como impedir la emisión de un capítulo sobre la contaminación ambiental (el citado “Prevenir o curar”) aludiendo, por escrito, a que sus contenidos no cumplían la condición de proximidad, al contener imágenes grabadas en Andalucía. Eso, un canal que a diario emite filmes y series de origen japonés, norteamericano o mexicano. Que había emitido previamente episodios ¡de esa misma serie! ambientados y grabados en Argelia, Portugal, Salamanca o Madrid, por no ir más lejos. Eso, argumentado a la única productora que exigía al medio que se atuviese a ¡los contenidos de proximidad! que figuran en su ideario legal. Paradojas de la existencia.

(…)

Han pasado ya cuatro largos años desde que la serie “El lince con botas” fue suprimida unilateralmente por el ente público extremeño, y con ella cayó el resto íntegro de nuestras producciones y trabajos, previos y posteriores, ninguno de los cuales ha sido emitido desde 2006. Sometidos a semejante política de “damnatio memoriae”, la productora ha seguido adelante, a pesar del daño enorme infringido con esta decisión, política y personal antes que racional y comercial. Constaba en el contrato que los episodios producidos estaban sujetos, en cuanto a sus contenidos, exclusivamente a la decisión de la productora, quedando al libre albedrío del medio su emisión o no: siendo así, nunca podía asumirse la exigencia de variar, eliminar o sesgar sus contenidos, como pretendieron desde el medio público. También constaba que pudieran emitirse gratuitamente desde la fecha de su producción y hasta tres años después, pero ninguno vio la luz desde que se tomó la decisión de prescindir de la serie: el erario público prefirió gastar en cualquier otra cosa antes que difundir las setenta horas gratuitas que disponía de programas de «El lince con botas». Una decisión irrespetuosa ya no con sus autores, sino con los centenares de colaboradores altruistas de la serie. Simplemente, la explicación a la despiadada conducta fue un lacónico «no interesa» por parte del director de programación del medio (8). Previamente, el propio presidente de la Junta, el señor Vara, había expresado a los responsables de Libre Producciones sus dudas acerca de hacer compatibles nuestras críticas públicas a la televisión, a su persona y a la política de la administración, con la contingencia de trabajar para el medio (público). Un año después de aquel comentario privado, el presidente se lavó las manos en el asunto, descartando incluso la relación epistolar. Para entonces, ya había comunicado en público que su administración no se inmiscuía en los contenidos del medio, al tiempo que su Presidencia contrataba, mediante la argucia del patrocinio, series enteras con productoras afines destinadas a su emisión por Canal Extremadura, o mediaba en la contratación por CEXMA de la costosísima emisión de partidos de fútbol de la Champions League, cuyos derechos ostentaba la FORTA, agrupación a la que no pertenece Canal Extremadura. Por su parte, la vicepresidenta de la Junta, en tensa reunión, se abstuvo de escuchar nuestros argumentos, calificando no más nuestro trabajo y a nuestras personas de “prescindibles”, aplicándose a ello con posterioridad. Muchos lo fueron: del equipo de producción de la serie (compuesto por once personas) apenas quedaron dos en plantilla. El resto hubo de dedicarse a otros cometidos profesionales, o emigrar. Como apunte, significar que la negativa a asumir los dictados del medio público fue sancionada tanto por la dirección como por los trabajadores de Libre Producciones, sin fisuras.


En su día, recabamos nuestro derecho, junto a muchos profesionales (¿precarios todos?) del mundo de la comunicación social, a expresarnos en libertad, con razones y paz, y usando para convencer las únicas armas en las que creemos: las palabras. Que no hieren ni matan, que no enferman (9). Pero, en fin, a partir de 2010, «El lince con botas»(10) ya no resulta gratis para el canal público. Si no se emitía en estas condiciones, es evidente que, a menos que todo cambie, que nada cambiará, será difícil volver a escuchar sus pasos en este medio. Público. Pero muy privado. En esencia, privado de alma. Podrán hacer y decir lo que quieran, pero el alma, la memoria artificial (11), la tenemos nosotros. Y por eso se empeñan en hacerla olvidar.

1

2

1 Definición de “Caciquismo” en Wikipedia

2 Id.

3 Literal del guión del documental “Mientras el aire es nuestro”

4 De la convocatoria a la participación del Colectivo Cultural “Otros”, 2008

5 Del artículo “El emperador está desnudo”, del autor, en el blog “http://laverdaddelpajarito.blogspot.com/”

6 Id.

7 LEY 4/2000, de 16 de noviembre, por la que se crea la empresa pública Corporación Extremeña de Medios Audiovisuales.

8 Del artículo “La memoria artificial”, del autor, en el blog “http://laverdaddelpajarito.blogspot.com/”

9 De la convocatoria a la participación del Colectivo Cultural “Otros”, 2008

10 Desde su supresión hasta la fecha, la serie «El lince con botas» y/o Libre Producciones obtuvieron el Premio Adenex, el Premio Libertad concedido por ADHEX, el Premio Ríos con Vida de AEMS y el Premio Tégula de la PCRN, además de optar al Premio de Comunicación Carlos III. Además, diversos capítulos de la serie participaron en los Festivales del Río (Barcelona), Goias (Brasil), Oiasso (Irún), Agon (ARCHAEOLOGICAL FILM OF THE MEDITERRANEAN AREA, Atenas), Festival du Film d’Archéologie d’Amiens (Amiens, Francia) o se proyectaron en público hasta en cincuenta ocasiones en poblaciones de Extremadura, dentro del ciclo «El animal invisible», y en otras como las IX Jornadas sobre el Maquis en Santa Cruz de Moya (Cuenca), en homenajes públicos a personalidades como Agustín Sánchez Rodrigo o Ángel Campos Pámpano, durante el Seminario Fronteras del Trabajo Local/ Trabajo en la Frontera Global, o con ocasión de la presentación de la Pizarra visigoda de Barrado en dicha localidad del Jerte.

11 Cicerón: «La memoria artificial esta construida por lugares e imágenes. Llamaremos lugares a sitios dispuestos por la naturaleza o por la mano del hombre, de dimensiones reducidas, completos y atrayentes, tales que podamos asirlos y abarcarlos fácilmente por medio de la memoria natural: una casa, un rincón de la sala, un arco, y otras cosas similares. Las imágenes son ciertas formas, marcas o representaciones de lo que queremos recordar; por ejemplo, si queremos recordar un caballo, un león, un águila, nos convendrá recordar sus imágenes en unos lugares determinados.» (Retórica a Herenio, III, XVI)


LA CIMA DE NUESTRO CINE

Anoche, mientras vencido por el sopor y el peso de dos gatos sobre las piernas, asistía estupefacto a los diálogos del filme ‘Los abrazos rotos’, reflexioné brevemente acerca del cine español de este año: el estrépito del fracaso encadenado (sólo la prensa interesada en su producción ha mantenido con un hilo de vida este año a este pandilla de perpetradores) de películas como ésta de Almodóvar, ‘Mapa de los sonidos de Tokio’ de Coixet, ‘Habitación en Roma’ de Medem, ‘Luna caliente’ de Aranda, ‘Amador’ de León de Aranoa, ‘El baile de la victoria’ de Trueba, ‘Didi Hollywood’ de Bigas Luna, ‘Flamenco’ de Saura, «Diario de un astronauta» de Huerga, ‘Nacidas para sufrir’ de Albadalejo o ‘El corredor nocturno’ de Herrero -productor también de la anterior-, debería ser motivo de reflexión política y cultural. Porque todas ellas han tenido las oportunidades, las pantallas y la promoción que nunca falta a sus autores. Quizás exista una explicación a añadir al feroz conservadurismo argumental y formal de estos artistas. La presencia de una cineasta delasdetodalavida en el Ministerio ha tenido un efecto devastador sobre los santones que, en cualquier caso, viven cada día mejor su vida, pues trabajo y recursos nunca les faltan. Amén del rechinar de dientes que provocan cosas como ‘El gran Vázquez’ de Oscar Aibar, ‘Todo lo que tú quieras’ de Achero Mañas, ‘Lope’ de Andres Waddington, ’18 comidas’ de Coira, ‘El mal ajeno’ de Oskar Santos o ‘Pájaros de papel’ de Emilio Aragón (sic), tener que defender la cinematografía de un país con bodrios carcelarios, megalomanías de un niñato, o relatos épico-sociales escritos por el guionista de Ken Loach, pone literalmente contra la pared a esta industria que sufre la peor crisis financiera, comercial y de credibilidad de su historia. Que ya es decir. Alcanzar la cima era alcanzar el ministerio. Ya lo tienen. Y de paso, han perdido, ojalá que definitivamente, al poco público que les quedaba.

IDEOLOGÍA PURA

Las medidas contra la crisis que se están aplican en Europa no son «técnicamente inexorables», sino «ideología pura». Iñaki Gabilondo.

El mismo día que se cerraba la venta de Cuatro a Telecinco (de Cebrián a Berlusconi) Gabilondo cerró el informativo de la por entonces cadena de Prisa tildando literalmente de ‘peligroso’ y ‘fascista’ al gobierno italiano, coincidiendo con sus medidas contra los inmigrantes.Un arrebato de sinceridad desencajada. Prisa (¿qué es ahora Prisa y su nuevo rostro de ‘empresa tecnológica’?) relegó a Gabilondo a CNN+ ante el desembarco del nuevo ‘duce’ y esta semana ha acabado también con la propia CNN+, nueva ofrenda al vencedor, hoy mismo superviviente de la moción de censura contra su gobierno. Gabilondo se ve forzado al exilio o, como él expone, al fin de su carrera profesional. Berlusconi sigue en pie.

Tuvo tiempo Gabilondo de advertir que las políticas que durante años apoyó desde su púlpito mediático eran ideología pura. Y de consecuencias fatales, como ahora se demuestra. Políticas que son iguales a las medicinas contra la crisis. Él ahora estima que ha sido el dinero que le hacía falta a su patrón lo que le ha conducido a la amargura de verse desprestigiado y lanzado al arroyo de los predicadores. Tuvo tiempo y apostó por silenciar, por hacer valer a sus patrones sin autocrítica, por no denunciar que la profesión se hundía, se hundía…Ahora ya es demasiado tarde, incluso para un peso pesado. Después de haber terminado con todas las demás categorías, era obvio que ya nadie está a salvo del caimán.

Ilustración: JRMora

¿DÓNDE ESTÁ EL PORTAVOZ?

Pese a mantener su despacho oficial de ex-presidente, y a buen seguro por no hallarse envuelto en la noticia el marido de Elvira Lindo, ni tratarse de algún asunto especialmente imaginativo, el caudillo con nombre de futuras avenidas, palacios de congresos y polideportivos no ha abierto su enorme boca para referirse a la presunta venta de la cementera de Alconera y dos siderurgias por parte del magnate Gallardo. Resulta curioso, dado lo parlanchín que andaba este señor cuando hacía prácticamente suya , en calidad de portavoz oficioso, la frustrada adquisición del Grupo Z por parte de nuestro particular ciudadano Kane. Con este hombre lo mejor es reír, por no llorar. La fiesta de su funesto paso por el gobierno la van a pagar muchos de los futuros vecinos de esta tierra, si es que queda alguno dentro de un lustro para reírse.

Una de las grandes manchas sobre el medio extremeño, esta empresa y sus fiadores políticos, comienza lentamente a desmoronarse, dando la razón a tantos como preveían inviable un modelo de desarrollo industrial decimonónico, con, a su vez, un modelo de financiación adscrito a dos burbujas, la de la construcción y la del facilísimo dinero público fiado por Bruselas a gobernantes flojos de pantalón. La especulación financiera, el matrimonio con lo público para hacer caja a través de la oscura ingeniería del estilo compadre y la incapacidad para afrontar la crisis desde la previsión y el esfuerzo empresarial, evidencian la escasa altura de una firma cuyos trabajadores han costado mucho al erario público, y no menos a la salud social, política, medioambiental y económica de esta Comunidad. Ahora, a seguir creyendo en dios. O en su portavoz.

VIERNES ERA BLANCO

La pregunta viene formulada (publicada en el ‘Hoy‘) por uno de los personajes más rancios y colaboracionistas de la ‘cultura’ institucional: ¿Sostiene usted que la cultura está controlada, desactivada, ¿cómo se consigue, qué mecanismos existen en Extremadura y en España para conseguirlo?

La respuesta es del poeta Antonio Orihuela:
La omnipotencia de la institución pública. Aquí prácticamente no hay proyectos culturales de carácter privado y si los hay, participa lo público notablemente. Eso te marca lo que puedes decir o expresar. Hace un par de años me hicieron una entrevista los de ‘La isla de viernes’. Me pidieron que leyera un poema, aproveché, leí uno en el que hablo de la lucha contra la refinería y contra la política de la Junta y el poema no salió, lo cortaron.

El programa de actualidad ‘cultural’ citado, de la televisión autonómica extremeña, lo produce una empresa de laboratorio avalada, desde su misma creación, por la Vicepresidencia. Ha sido, en este punto, reincidente: hasta el extremo pueril de eliminar, mediante artilugios técnicos, incluso los logotipos en contra de la refinería de las camisetas de personas que intervenían en programas aparentemente inocuos, como sucedió con unos jóvenes de Hervás durante la emisión de uno de sus capítulos. Hasta la fecha, no han cambiado de política, ni ellos ni el ente público. ¿Estarán plenamente satisfechos?

Por cierto, de esa declaración de Orihuela, discrepo acerca de que la participación de lo público en proyectos culturales privados marque lo que puedas decir o no en ellos. En absoluto. Al menos en mi caso particular. Otra cosa es lo que efectivamente decida hacer cada cual con su dignidad personal y profesional. Evidentemente, las oportunidades serán menores, pero no por ello hay que reservarse nada en absoluto. ¿Dónde pone eso en algún contrato?

UN SABIO CHINO

Artículo de Oscar Wilde,

Chuang Tzu, cuyo nombre debe ser cuidadosamente pronunciado de forma diferente a como está escrito, nació en el siglo IV antes de Jesucristo, en las riberas del río Amarillo, en la Tierra Florida, y aún se encuentran retratos del maravilloso sabio, sentado sobre el dragón volante de la contemplación, en las sencillas bandejas de té y en las agradables pantallas de muchos de nuestros más respetables inquilinos de los suburbios. Si ellos supieran en realidad de quién se trata, temblarían. Porque Chuang Tzu empleó su vida en predicar el gran credo de la Inacción y en señalar la inutilidad de todas las cosas útiles. «No haga nada y todo estará hecho», fue la doctrina que él heredó de su gran maestro Lao Tzu. Su malvado y trascendental designio fue resolver la acción en el pensamiento y éste en la abstracción. (…)

No existe nada de sentimentalismo en él. Se compadece del rico más que del pobre, suponiendo que alguna vez se compadezca de alguien, y la prosperidad le parece cosa tan trágica como el sufrimiento. No siente nada de la moderna simpatía hacia los fracasos, ni tampoco está de acuerdo en que las recompensas sean siempre otorgadas, en el campo moral, a los que llegan últimos en la carrera. Es a la propia raza a la que objeta, y respecto a la simpatía activa, que en nuestra época ha cambiado el rumbo de tantas personas valiosas, cree que tratar de hacer buenos a los demás es una ocupación tan ridícula como «la de golpear un tambor en un bosque para encontrar a un fugitivo». Es malgastar energías. Eso es todo. Por tanto, un hombre arrolladoramente simpático es, a los ojos de Chuang Tzu, simplemente un hombre que está siempre tratando de ser algo más, y así desconoce la única excusa posible para su propia existencia. (…)

También la cuestión económica fue discutida por este sabio de ojos de almendra, que escribe acerca de la teoría del capital. La acumulación de riquezas es, para él, el origen de todos los males. Hace al fuerte violento y deshonesto al débil. Crea ladronzuelos que instala en jaulas de bambú. Engendra grandes ladrones que sienta en tronos de jade blanco. Es el padre de la competencia, y ésta significa desgaste, así como destrucción, de energías. El orden de la Naturaleza es descanso, repetición y paz. El malestar y la guerra son los resultados de una sociedad artificial basada en el capital; y lo más meritorio que esta sociedad consigue es, en realidad, una verdadera bancarrota, puesto que no recompensa suficientemente al bueno ni castiga justamernte al malvado. Por otra parte, debe recordarse que los premios mundanos degradan al hombre tanto como los castigos. La edad se pudre con su culto hacia los éxitos. En cuanto a la educación, la verdadera sabiduría ni se enseña ni se aprende. Es un estado espiritual que sólo consigue el que vive en completa armonía con la Naturaleza. El saber es somero si lo comparamos con la grandiosidad de la ignorancia, pues sólo lo que se ignora tiene valor. La sociedad produce bribones, y la educación hace a unos más inteligentes que a otros. Al final, nos encontramos en un caos de opiniones, dudando de todo y cayendo en la vulgar costumbre de razonar. Sólo razona el intelectualmente perdido. Fijémonos en Hui Tzu. «Era un hombre de muchas ideas. Sus obras serían suficientes para llenar cinco carros. Pero sus doctrinas eran paradójicas.» Decía que debía haber plumas dentro de los huevos, porque los polluelos las tenían; que el perro podría ser una oveja, porque todos los nombres son arbitrarios; que había un momento en que la flecha disparada no estaba en movimiento ni parada; que si se agarraba un palo de un pie de largo y todos los días se lo cortaba por la mitad, nunca se vería su fin, y que un caballo y una vaca eran tres, porque, considerándolos por separado, eran dos, pero, por junto, eran uno, y uno y dos hacían tres. «Era como un hombre que jugase a las carreras con su propia sombra y que hiciese ruido para apagar el eco. Era un tábano inteligente, eso es todo. ¿Y cuál era su finalidad?» (…)

Entonces, según Chuang Tzu, ¿cuál es el hombre perfecto? ¿Y cuál es su forma de vida? El hombre perfecto no hace más que contemplar el universo. No adopta posiciones absolutas. «En movimiento, es como el agua. En reposo, como un espejo. Y, como Eco, contesta sólo cuando se le pregunta.» Deja que lo exterior cuide de sí mismo. Nada material lo ofende; nada espiritual lo castiga. Su equilibrio mental le da el imperio del mundo. Nunca es esclavo de los objetivos de la existencia. Sabe que, «igual que el mejor idioma es el que nunca se habla, la mejor acción es la que jamás se hace». Es pasivo, y acepta las leyes de la vida. Permanece inactivo, y ve cómo el mundo transforma sus propias virtudes. No trata «de descubrir sus propios actos buenos». Nunca se malgasta en un esfuerzo. No se desazona por las distinciones morales. Sabe que las cosas son como son y que sus consecuencias serán las que deban ser. Su pensamiento es el «espejo de la creación», y siempre está en paz. Como es natural, todo esto es excesivamente peligroso; pero debemos recordar que Chuang Tzu vivió hace dos mil años y nunca tuvo la oportunidad de contemplar nuestra sin rival civilización. (…)

Tal vez sea cierto que el ideal de la autocultura y el autodesenvolvimiento, que es el propósito de este esquema de vida y la base de su esbozo de filosofía, sea un ideal muy necesario en una época como la nuestra, en que la mayoría de los pueblos están tan ansiosos de educar a sus habitantes que no tienen tiempo de educarse a sí mismos. Pero ¿sería inteligente el hacerlo? Que parece que si nosotros admitiéramos, por una sola vez, la fuerza de alguna de las críticas destructivas de Chuang Tzu, habríamos abofeteado nuestra nacional costumbre de autoglorificación, y lo único que siempre consuela al hombre de las cosas estúpidas que hace es el aplauso que él mismo se da por hacerlas. Hay, sin embargo, unos pocos que han buceado en esa extraña tendencia moderna que lleva a hacer del entusiasmo un trabajo del intelecto. Para ellos, y para otros como ellos, Chuang Tzu da la bienvenida. Pero léanlo sólo. No hablen de él. Sería un personaje molesto en los banquetes e imposible en los tés, puesto que su vida toda fue una protesta contra los asaltantes de la tribuna pública, contra los charlatanes. «El hombre perfecto se ignora; el divino desconoce la acción; el verdadero sabio desprecia la reputación.» Estos eran los principios de Chuang Tzu.

CONTRA EL OLVIDO

Según el Real Decreto 1673/2010 de 4 de diciembre por el cual se declara el estado de alarma, se justifica está declaración para la nomalización del servicio público esencial del transporte aéreo.
Se alega que se estaba vulnerando el derecho fundamental recogido en el artículo 19 de la CE, que dice así:
«Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.
Asimismo tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.»

¿Una medida que militariza de facto a un colectivo, asume la justicia militar por encima de la civil? ¿Por qué entonces no se militariza el gobierno, a todas luces incapaz, productivista y doblegado al poder económico y a EEUU, véase Wikileaks? ¿Cabe esta tenebrosa posibilidad, antaño tan cercana como el aliento de un criminal? ¿Qué «indicios» tenía el Gobierno de que esto podía ocurrir, que ha mantenido al desaparecido presidente del Gobierno en el país, anulando su asistencia a la Cumbre Iberoamericana? ¿Eran suficiente coartada las medidas económicas tomadas, o más bien escenificadas el miércoles? ¿Por qué se ha permitido esta situación? ¿Se puede caer más bajo en el desbarajuste?

Así, ¿qué sabemos del diálogo gobierno-controladores, un colectivo de trabajadores peor pagados que un futbolista y que se atrevió a defender que los convenios colectivos tienen rango legal y que no se pueden modificar por Real Decreto? ¿Acaso no fue el Sr. Blanco (ínclito político profesional, que tiene un chalé presuntamente ilegal y en situación de investigación por denuncias ciudadanas en las playas gallegas) el que tildó de ‘privilegiados’ a los controladores…que tienen un empleo de responsabilidad obvia, obtenido mediante legítima concurrencia? Podría haberse postulado Blanco a controlador, como muchos otros ciudadanos que ahora claman al cielo, o haber renunciado el ministro a sus privilegios como representante público. Por ejemplo. O renunciar todos y cada uno a los suyos. «Haber estudiado», que diría aquel.

Ésta, declarar el estado de alarma, es una medida gravísima, propia de una situación de improvisación e incoherencia gubernamental muy semejante a los momentos del Prestige o de los trenes de Atocha. Además, el suceso está focalizado y en absoluto afecta a toda la nación, ni a servicios públicos que no estén en cuestión: ¿acaso no quieren privatizar AENA? ¿No existen trenes ni autobuses? ¡Claro que no existen, porque el servicio público dejó de interesar al Estado hace mucho tiempo! ¿Está haciendo el gobierno el trabajo sucio a los inversores privados, que no quieren trabajadores con semejante sueldo a sus espaldas cuando aterricen en el negocio aereoportuario?

Los derechos de 600.000 personas hay que respetarlos. Pero, ¿y los de 45 millones que han de asumir esta decisión como una amenaza? ¿Volvemos al ruido de sables, también para frenar otras protestas, que se avecinan, aunque hagamos como que no van a suceder? ¿No nos estamos olvidando de algo? Porque medidas de presión habrá que tomar, y no sólo atendiendo a la legislación de un presunto Estado de Derecho que es injusto a sabiendas. Y me remito de nuevo a Wikileaks. Realmente si damos semejante margen de confianza al poder político de este país (o al judicial, veamos el caso Couso) es que nos merecemos realmente perder, como ciudadanos, cualquier derecho. Que caigan en el olvido, pues. No solo el de volar por placer, como es la mayoría de los casos de los usuarios de una aviación insostenible, brutal con el medio ambiente y devoradora de inversiones que nos conducen a ninguna parte.

MANOLO

‘Miguel recupera el sueño con el burro Manolo’.

Noticia publicada en un periódico regional que se vanagloria de ser ‘líder’ de la prensa provincial al tener 38.000 lectores diarios según el EGM, es decir, pierde 14.000 desde julio, y además su tirada, dato que se oculta, es 6 veces inferior en número de ejemplares frente al de lectores. El medio, del grupo Zeta, pierde dinero desde hace años, se sustenta exclusivamente por la carga de promoción institucional, los consabidos compromisos políticos de la franquicia con los poderes públicos y los contratos como central de compra de publicidad, entre otros para medios públicos como la radio y televisión extremeñas. También se vanagloria de que «entre sus hitos más importantes se encuentra que fue uno de sus redactores, Juan Milán Cebrian, el que lanzó al mundo la noticia de la proclamación de Francisco Franco como caudillo de España al producirse la noticia en Cáceres en septiembre de 1936.»

El reencuentro de Manolo, el burro de peluche y su enternecedor propietario, abre escuela para el nuevo periodismo de auténtica proximidad, y convierte a Kapuściński, en comparación, en un vulgar oreador de bodas, bautizos y comuniones. Aunque el problema de este medio no es lo que cuenta, sino lo que calla. En esto, Extremadura, es lo que tiene. Vanguardia.

SERGIO

Corría el final del verano del año 1982 y era de noche, muy de noche. Más de las diez y media. Acudí al cine, como casi cada día. Era de diario, como siempre preferí. El enorme local de color gris estaba en la calle San Pedro de Alcántara, y tenía una cafetería que daba a la calle, pero aquel día estaba ya cerrada. Solía ocurrir a la última sesión. Pero daba igual, yo ya iba bien bebido y cenado de nuestra propia cafetería. Yo no pagaba la entrada: me bastaba identificarme con un lacónico ‘soy el del periódico’, y apenas las primeras semana. Después y durante años, entraba en los cines de la ciudad saludando como el Papa. Aquella noche, en el interior del inmenso hall encerado no había un alma. Sus divanes estaban vacíos y el aspecto de aquellos pasillos salpicados de macetones era el de una estación melancólica. En la taquilla, una persona y en la puerta, ese día, sólo Sergio. Sergio Bejarano. Aquella noche tuvimos ocasión de hablar un rato, antes y después de la proyección: como no había nadie más, ni un solo espectador de pago, le dije que, por mí, podría volver otro día a ver la película y que, así, todos se recogerían más temprano. Además, el filme era largo. Me dijo que no, que la vería él conmigo. No sería la primera vez que la veía, pero le intrigaba aquel relato y quería conocer mi opinión. Yo tenía 17 años. Él gastaría por entonces 62.

Después pasaron meses y años hasta el cierre del Astoria, que así se llamaba aquel cine, y Sergio se hizo cargo entonces de la programación del cine-club de Caja Extremadura. Una mudanza a la calle Clavellinas, tras el cierre también del cine Capitol. Allí presentaba yo algunas veces las proyecciones. Allí, nueve años después, acompañé al cineasta José Luis Alcaine a dar una conferencia que organizamos con el propio Sergio. Una de las varias. Al final de aquel período memorable para la exhibición de cine en Cáceres, con la sala repleta jueves y viernes a doble sesión, en rigurosa versión original, Sergio se sintió cansado, y también traicionado por algunos de sus colaboradores, politiquillos y trepas de tres al cuarto que siguen ahora dónde él nunca quiso entrar, viviendo de las mezquindades de un arte del que no han aprendido nada. En fin, yo siempre le tuve mucho aprecio, a su elegancia, al casual hecho de que fuera gallego, de Corme, donde el faro de Roncudo también habla en soliloquio con el mar, de donde es la madre de algunos de mis sobrinos. Uno de sus nietos vino un día a saludarme y nunca más supe de él: ya por entonces era director de informativos de un canal público, y seguro que su abuelo estaría satisfecho por su colocación. Sergio ha vivido 90 años y a buen seguro, como tantos de su generación, habrá visto cosas que nosotros no creeríamos. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

Esa conclusión saqué yo aquella primera noche, sentados, solos, en una sala para más de 1.000 personas, viendo ése extraño filme de estreno, ‘Blade runner’, que tanto nos gustó.

Muere Sergio Bejarano, gerente de cines cacereños durante casi 50 años

EL CASO COUSO

Tantas veces he sentido vergüenza de este país incómodo y hostil (que, lamentablemente, es como cualquier otro) que una vez más ni siquiera hace rebosar el vaso. El triunfo del demonio, la injusticia y la barbarie es tan evidente que no sé ni para qué hacen falta las instituciones, presuntamente creadas para defender a los ciudadanos, y asegurar la justicia y la igualdad ante la ley. Habría que volarlas sin previo aviso. Como a Couso. Y luego revisar de una vez por todas la definición de terrorismo.

El caso Couso: «Los ministros españoles trabajan para que no prosperen las órdenes de detención»