“Vivo en Italia, sé que todo lo malo sale de la televisión”
“Fui un escritor sin obra, pero la mar de orgulloso de mi trabajo, durante muchos años” Paolo Giordiano
Hablando de Italia, cedí a la tentación de leer “La soledad de los números primos” (extraordinario título, aún más sonoro en el original ‘La solitudine dei numeri primi”) de Paolo Giordano, joven escritor muy vendedor por esta obra, gracias a lo cual llega también a las bibliotecas de pueblo. Como la mayoría de las tentaciones, caer en ella se reveló acertado. La prosa iluminada, incisiva y naturalista, carente de pedantería y de referencias generacionales, acompaña una trama tan bien estructurada, en un paralelo de acciones y reflexiones, como repleta, que dice el tópico, de sorprendentes hallazgos, se diría que hasta exquisitos. Casi comestibles, de lo cercanos que parecen. La literatura, como diría Pamuk, más que en la vida, se inspira en la literatura. Pues no parece el caso. Uno a uno, los prejuicios van cayendo como las hojas de las acacias al atravesar sus páginas, inquieto el lector al principio por el sesgo adolescente del relato, sufrido y relajado al final por la categoría del literato.