SIN PIEDAD

Aunque quieran hacerse pasar por hechos aislados, las brutales torturas sufridas por animales en Extremadura (ni acordarme quiero del nombre de Torreorgaz: pasarán años antes de que me vuelva a detener en el lugar del espanto) son el pan nuestro de cada día de una Comunidad virtual (un triste país) dónde la educación agoniza en los hogares y las aulas, y dónde es imposible dar un paso por el campo sin encontrar un cartucho. Amenazada de muerte la sensibilidad, indignos muchos de su cerebro y su corazón, las nuevas generaciones repiten con esmero las atrocidades de los peores seres de las anteriores. Vaquillas, perros (no digamos galgos), gatos, asnos, venados, jabalíes… Cualquier cosa que se mueva es carne de cañón. Algunas barbaridades están incluso subvencionadas. No hay, en cualquier caso, carné más barato que el de padre y madre. Ni a ser vivo llegan algunos. La misma moneda sería poco castigo.

Un comentario

  1. Suscribo por completo tus palabras. Siento absoluto asco y vergüenza de toda esta gentuza, de todos estos malnacidos capaces de torturar a un animal indefenso. Desgraciadamente estos comportamientos no parecen ser un caso aislado dentro de nuestro bendito pais, donde estamos bastante acostumbrados a este tipo de salvajadas.Pero como siempre, no pasará absolutamente nada.A esperar la proxima.

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